Many of Browning's dramatic monologues contain moments of violence, of hidden emotions under the surface. They show many of the sides of Victorian society and behaviour which were normally not seen. In Porphyria's Lover a man speaks about the woman he loves, who is sitting on his knee, he has just killed her.
Etiquetas: Inglés, Robert Browning
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We learnt prounciation and we haveorganised the work from a cooperative and collaborative point of view.
The most difficult part has been poetry that although it needs a good pronounciation it also requires to know how to read poetry.
I think we can improve pronunciation.
Our impression has been good bacause audicity has been used better and pronounciation has been easier and we also spent less time.
By the way, good pronunciation!:)
La lluvia esta noche comenzó temprano,
el áspero viento pronto despertó,
desgarraba airado las copas de los olmos,
y agitaba el lago con todo su furor:
con el corazón acongojado, yo escuchaba
cuando Porfiria entró silenciosamente, y sin demora
afuera dejó el frío y la tormenta, atizando
arrodillada el fuego del hogar
y rápidamente entibió la estancia;
al terminar, se incorporó y se quitó
la capa y el chal empapados,
dejó sus guantes sucios a un costado,
desató su sombrero, soltando el cabello húmedo,
y, por último, se sentó junto a mí
y me llamó. Ante mi silencio,
rodeó su cintura con mi brazo,
descubrió su blanco y terso hombro,
despejándolo de su rubia cabellera,
y se inclinó para que en él descansara mi mejilla,
y me cubrió con su rubia cabellera,
susurrando lo mucho que me amaba —ella,
demasiado débil, pese a los esfuerzos de su corazón,
por liberar del orgullo su pasión agobiante
y romper los lazos más triviales
y entregarse para siempre a mí.
Pero a veces, la pasión prevalecía,
y la alegre fiesta de esta noche no podía detener
un súbito pensamiento de alguien tan perdido
de amor por ella, y todo en vano;
Así apareció ella, a través del viento y de la lluvia.
Créanme que alcé mi vista mirándola a los ojos,
orgulloso y feliz; y supe finalmente
que Porfiria me adoraba; la sorpresa
henchía mi corazón, y aún crecía
mientras pensaba qué hacer.
En ese momento era mía, mía, bella,
del todo pura y buena; entonces descubrí
qué hacer: y enrosqué todo su largo cabello,
de larga y dorada trenza,
tres veces alrededor del delicado cuello,
y así la estrangulé. No sintió dolor alguno;
estoy seguro de que no sintió dolor.
Cauto abrí sus párpados, como un capullo cerrado
que esconde una abeja: y de nuevo
rieron sus ojos de azul puro.
Y luego desaté la trenza
de su cuello; su mejilla una vez más
se encendió brillando bajo mi beso ardiente:
esta vez fue mi hombro el que la cabeza inmóvil sujetó,
apoyada sobre él;
el pequeño rostro sonriente y rosado,
tan feliz de alcanzar su supremo deseo:
que todo aquello que desdeñaba se esfumara de golpe,
¡y que yo, su amor, triunfara en su lugar!
El amor de Porfiria: ella nunca adivinó
hasta dónde sería escuchado
el preciado deseo.
Y así, descansamos ahora juntos, sentados,
y en toda la noche no nos hemos movido,
¡Y ni siquiera Dios ha dicho una palabra!